Cada matrimonio es diferente, y se desarrolla de manera única y especial. Sin embargo, hay ciertas etapas que todos comparten, de una u otra manera. El tiempo podrá ser diferente, y la manera de vivirla varía de pareja a pareja, pero todas las etapas suceden, tarde o temprano.
Descubre cuáles son, y cuéntanos en qué etapa te encuentras:
Dulce Luna de Miel
Por lo general, el primer y segundo año es un periodo de pasión, deseo, y sexo desenfrenado. La vida gira en torno a ustedes 2, sus sueños, deseos, planes, y ganas de compartirlo con el otro.
Este período termina, generalmente, cuando llega el primer hijo y la vida empieza a girar alrededor de un tercero. Ésta es la etapa en la que deben tomarse decisiones sobre familia, profesiones, lugar de residencia, etc. Disfrútala lo más que puedas, porque aunque cada etapa es maravillosa, ésta necesidad de correr a sus brazos parece esfumarse rápido.
Creando el nido
Esta es la etapa de la realidad. Es cuando bajamos a nuestro flamante esposo del pedestal donde lo hemos tenido y lo conocemos realmente. Atrás quedó la pasión desmedida, y frente a ti se encuentra el hombre con el que te casaste, con la pasta de dientes y la taza del escusado.
Sin embargo, es la etapa más maravillosa, donde se pasa del enamoramiento adolescente con el que te casaste, a una verdadera relación amorosa. Es el momento de aprender a amar sus defectos que no conocías, a ser tolerante, a sobrellevar el día a día intentando hacerlo feliz sin dejar tu felicidad de lado.
Durante este periodo atravesarás por etapas de la vida de cada uno, como éxitos profesionales, fracasos laborales, convertirse en papás, lidiar con los suegros, acomodar las tradiciones de tu propia familia. Es el momento en que deben consolidarse como un equipo, y luchar juntos todas sus batallas.
No eres Ana, eres mamá
Es el tiempo de criar hijos. Cambiarás tu nombre por el de mamá, con todo lo que conlleva. Y tendrás que enfrentar el hecho de que, por más que tu sigas trabajando, eres mamá de tiempo completo, mientras que tu marido siempre será Lic. Sánchez, y papá.
Es la etapa del crecimiento profesional en serio, donde cada uno tendrá puestos de trabajo fijos porque habrá hipotecas y créditos que pagar, colegiaturas, hospitales, fiestas, viajes, etc.
En esta época atravesarás ciertas crisis, tanto financieras como existenciales. Habrá ocasiones en las que alguno de los 2 dude sobre las decisiones que han tomado, sobre el presente que están viviendo, si es lo que siempre quisieron o si se han conformado.
Es justo en esta etapa donde deberás tener toda la paciencia, tolerancia y sentido común que te dijo tu mamá antes de casarte. Son los años duros, pero también son ésos en los que el equipo está consolidado y las alegrías son compartidas.
Es cuando verás a tus hijos crecer, a tu marido engordar y tus primeras canas. Ésta es la etapa donde se consolida realmente un matrimonio.
Segunda luna de miel
Algunos expertos llaman a esta etapa “el nido vacío”, pero nosotras preferimos llamarlo “segunda luna de miel”. Es la parte en que los hijos se van de casa, y debes ajustarte a vivir nuevamente sólo con tu marido.
Las rutinas cambian, aunque por lo general es gradualmente, pero la comunicación se vuelve doblemente fundamental. Un consejo que no puedes ignorar es: cásate con alguien con quien puedas platicar durante horas, porque en la vejez es lo único que tendrás.
Es redescubrirse, conocerse, reencontrarse. La vida sexual puede volver a potenciarse, y deben estar preparados para enfrentar los cambios que vienen con la vejez.
Es importante que ambos tengan actividades aparte, para nutrir la conversación y alimentar el autoestima. No importa si fuiste ama de casa toda la vida, o si eres una profesionista exitosa; las mujeres no dejamos de padecer el que los hijos se vayan. Por eso es importante concentrarnos en recuperar esa vida de pareja de los primeros años, recordar por qué elegimos a este hombre, y elegirlo nuevamente cada día.
¡Lo lograste!
Ya disfrutaste la pasión y el deseo, viviste el amor de madre, sobreviviste al caos de criar una familia, luchaste contra el nido vacío, tienes arrugas y él ronca cada día más fuerte. Si siguen juntos, son una pareja excepcional que será ejemplo para sus hijos y nietos mientras se toman de la mano durante el atardecer.